Mi foto
Jerez de la Frontera, Cádiz, Spain

BIENVENIDOS A MI BLOG

En esta página encontrarás evocadoras fotografías antiguas procedentes de mi archivo particular, así como otras actuales de las que soy autor. También vídeos, artículos, curiosidades y otros trabajos relacionados con la historia de Jerez de la Frontera (Spain), e información sobre los libros que hasta ahora tengo editados.

In this page you will find evocative ancient photographies proceeding, as well as different current of my file particular of that I am an author. Also videoes and articles related to the history of Jerez (Spain) and information about the books that till now I have published

No están reservados los derechos de autor. Puedes copiar lo que quieras, aunque es preceptivo citar la fuente.
No rights reserved copyrights, you can copy anything you want just by citing the source

MI VIEJA ALAMEDA


         


¿Piensas que te he olvidado? No ¡cómo podría olvidarte mi Vieja Alameda! Si hace muchos veranos que no vengo a sentarme en tus venerables bancos, no es porque te haya olvidado, es que los tiempos han cambiado. Ahora voy siempre con prisa, mucha prisa, no puedo pararme.

          Mira: el trabajo me agobia, la familia me reclama,  y el poco tiempo que me queda para descansar lo paso ante una caja llamada televisor, que me informa, me orienta, me dice lo que debo comer, lo que debo vestir, lo que debo decir y hasta lo que debo pensar. A veces me cuenta mentiras o verdades a medias, y en ocasiones pienso que me manipula. ¿Ves como los tiempos han cambiado?

          Ya no te necesito para tomar el fresco las tardes de verano, ahora tengo aire acondicionado en casa y un coche que me lleva a la playa hasta cuando yo no quiero. Ha llegado el progreso y no se puede ir en contra de la corriente.

          Compréndeme mi querida y vieja Alameda. Tu misma has cambiado, ya no eres igual que cuando te conocí. ¿Dónde está tu precioso suelo de mosaico blanco y azul? ¿Dónde guardaste el organillo y el parisién? ¿Dónde está tu fuente y sus pececillos de colores? ¿Donde están Mariano y sus cunitas? ¿Dónde quedaron tu alegría bulliciosa, tus chiringuitos, tus papas al bastón, tus caracoles, tus altramuces y tus pimientos fritos? ¡Dónde se marchó tu gente!

¿Dónde están los niños, sus madres y sus abuelos? ¿Dónde el soldado y la criada? ¿Dónde un tal José Luis que con su guitarra cantaba a una Mariquilla bonita? ¿Y aquellos muchachos y muchachas que te llenaban de alegría, jolgorio  y colorido cada tarde?

¿Ves como no soy yo el único que cambió? Hasta te han borrado el apellido que un día te diera la gesta del Alférez Fortún de Torres. Tú, tan bonita y recoleta fuiste siempre testigo de la historia de nuestro pueblo, tanto de la que se escribe en los libros como la que se imprime en los corazones.

El tiempo no ha pasado para ti, tampoco para mí. Y, en ese frenético cambio de modos de ser y de costumbres, un día te dejamos abandonada. Te invadieron cientos de caballos de metal motorizados, te humillaron con conciertos de música insultante, y horadaron tus entrañas para hacer un aparcamiento. ¡Cuánto debiste sufrir mi querida Alameda!

Hoy sigues siendo linda y preciosa, pero tus noches de verano ya no sirven para enamorarse o enamorar como antes. Ni siquiera para disfrutar del frescor de la brisa de poniente al  atardecer, para ver subir aquellos viejos cacharros por la Alcubilla cargados de gente coloradita volviendo de las playas.

En fin, mi vieja y querida Alameda, ya no puedo estar más tiempo contigo, he de marcharme, tengo mucha prisa y, además, estoy corriendo el riesgo que la grúa del ayuntamiento se lleve mi coche que lo tengo ahí enfrente sin ticket.

Antonio Mariscal Trujillo

         

LA LEYENDA DE LOS CUATRO JUANES

 


Corría el año de 1407 cuando el Infante don Fernando de Antequera conquistó a los moros una de las más inexpugnables fortalezas de la provincia de Cádiz: la de Zahara de la Sierra. Tras la incorporación de ésta plaza a los dominios castellanos, el Rey don Juan II dejó en la misma una guarnición al mando de un alcaide y varios caballeros.

            En 1410 los caballeros jerezanos Juan Sánchez de Herrera, Juan García Picazo, Juan Fernández de Cuenca y Juan Fernández Núñez Catalán recibieron encargo de incorporarse a la dicha villa de Zahara para reforzar su defensa en caso necesario. De esta manera los citados caballeros emprendieron la marcha desde Jerez a su destino acompañados de dos criados y una mujer a los que se les unió en el camino un extranjero.

            Faltaban unas tres leguas para llegar a Zahara, cuando a lo lejos divisaron  un nutrido grupo de no menos veinticinco moros a caballo y a pie. Ante el peligro y lo desigual de las fuerzas decidieron esconderse. Pero ya era demasiado tarde, habían sido descubiertos, por lo que decidieron hacerles frente. Escondieron a los criados y a la mujer en el vado de un arroyo y se prepararon para enfrentarse en desigual batalla. Por su parte, el extranjero cogió su caballo y a todo galope huyó del lugar. Cuando llegó a Zahara contó al alcaide el fatal encuentro asegurando que  los jerezanos ya habrían muerto a manos de la morisma. Pese a ello el citado alcaide junto a un grupo de sus soldados salió de la villa con la intención al menos de dar su merecido a aquellos agresores.

            Cual sería su sorpresa cuando en el camino encontró a los cuatro Juanes que venían con un grupo de prisioneros. Se habían enfrentado ellos solos a 27 moros bien armados y los habían vencido. Catorce habían caído bajo sus espadas y otros trece habían sido capturados. Había nacido una leyenda y aquellos Cuatro Juanes quedaron desde entonces inscritos en la  historia. Durante mucho tiempo en Jerez no se hablaba de otra cosa, hasta el punto que a una calleja de Jerez llamada Poca Sangre por la que se accede hoy al boquete de la calle Larga  se le puso el nombre de ellos.

            Para terminar diremos que poco tiempo después de la hazaña de los Cuatro Juanes, el rey de Granada asaltó y saqueó la villa de Zahara permaneciendo en su poder hasta 1483, nueve años antes de la conquista de Granada. Desconocemos si durante este asalto perecieron aquellos jerezanos, puede que así fuese.

Antonio Mariscal Trujillo

Centro de Estudios Históricos Jerezanos

 


CRUCE DE LA VICTORIA


Encrucijada en la que convergen cuatro emblemáticas vías de la ciudad: Ancha, Lealas, Ponce y Porvera.  Lugar donde se levantó el tramo más alto de las poderosas murallas que envolvieron la vieja medina almohade de la ciudad, con su fuete torre octógona que protegía el ángulo norte  de este muro defensivo, hoy casi cubierta por las edificaciones de su entorno. Calle Ancha, que también se llamó hasta 1979 Canalejas, en recuerdo del que fuera presidente del gobierno español entre 1910 y 1912 y que fuera asesinado por un anarquista en noviembre de 1912 mientras miraba el escaparate de una librería.

Calle Ancha donde hasta la llegada de la década de los 70 veíamos la pintoresca estampa del paso de un tren cargado de botas de vino, arrastrado por la popular “maquinilla”. Tren bodeguero que, sin ningún recato, paraba con todos sus vagones en esta calle, mientras su maquinista tomaba café o copa en un bar de esta calle

          Al frente, la calle de las Lealas, que un día estuviese dedicada al prestigioso General jerezano del XIX, Sánchez Mira que tan destacado papel jugara en la Revolución de 1868 que destronó a Isabel II. A mediados de la calle, en la esquina con la de San Francisco Javier, una casa con una hornacina donde las hermosas hijas de un tal Sr. Leal se encargaban cada día poner flores a la cruz allí colocada. Al final de la calle terminaba la ciudad.

          Pero volvamos al cruce de la Victoria, de donde parte la calle Ponce, y que recuerda al jurado Pedro Ponce de Trujillo. Recreémonos en la graciosa torre manierista  del antiguo convento de los Mínimos, que en el siglo XVII levantara el alarife jerezano Antón Martín Calafate. Justo al frente, esquina donde hoy se alza un moderno edificio de viviendas, el recordado empresario del Villamarta, Francisco Riba Gabaldá, levantó a principios de los años 60 una moderna sala cinematográfica, que tomó como nombre de su apellido: “Cine Riba”. Una sala en la que, durante la época de la Transición, pudimos ver muchas de las películas que nos estuvieron vedadas en tiempos de la dictadura, al transformarse ésta en “Sala de Arte y Ensayo”. Pero el paso del tiempo, y con ello el cambio de hábitos, hizo que aquel magnífico cine fuera languideciendo, hasta cerrar sus puertas a mediados de los 80, siendo convertido posteriormente en una de las mejores discotecas de la provincia, la “Only Night”, que tampoco pervivió muchos años y terminó por cerrar, siendo derribado el edificio.