LUIS BELLIDO SALGUERO. Jerez, 1923 – 2000. Párroco de San Dionisio.
Hijo de Antonio Bellido y
Trinidad Salguero, nació el 1 de noviembre de 1923 en el nº 43 de la plaza del
Arroyo, realizando sus estudios primarios, primero en La Maternal y luego en la
escuela de San José. Tenía solamente 13 años cuando sintió la llamada de la
vocación religiosa y así se lo dijo al párroco de San Pedro. Al poco tiempo
ingresó en una clase preparatoria para el seminario y años después marcharía a
Sevilla para estudiar en el Seminario Diocesano.
En 1949 canta
su primera misa en la parroquia de San Pedro y a continuación es trasladado
como coadjutor a la prioral del Puerto de Santa María. Allí estuvo durante
cuatro años hasta que fue enviado a la Magdalena en Sevilla desde donde
volvería a Jerez al año siguiente. Tras un breve paso por la parroquia de San
Marcos, toma posesión de su nuevo cargo como párroco de San Dionisio en el que
permanecería hasta su muerte.
Una de sus
muchas y meritorias obras fue la de salvar de la total ruina el valioso y
antiguo templo de San Dionisio, el cual en 1964 amenazaba derrumbe total.
Buscó, removió, pidió, exigió, suplicó y hasta logró difundir en la prensa una
foto suya subido en una escalera trabajando de albañil en una de las puertas de
su iglesia. Este hecho llamó la atención de las autoridades que inmediatamente
enviaron arquitectos para ver el estado del templo. Eran unos tiempos en los
que no había ningún dinero para estos menesteres. Tras más de diez años de
obras, San Dionisio volvió de nuevo a ser abierta al culto.
Nunca tenía
una sola peseta ni sabía con que iba a comer mañana, todo lo repartía entre los
pobres, incluyendo su paga y la pensión de su madre. Cada lunes una fila de
necesitados aguardaba ante su puerta el esperado el socorro que paliara sus
angustias. Compraba cupones, compraba lotería, hacía quinielas, todo con una
plegaria al cielo, pues si la divina providencia le ayudaba, sus pobres tendrían
resuelto su puchero. Y a fe que le ayudaba, ya que fueron numerosas las
ocasiones en las que obtuvo premios sustanciosos, cuyo importe no duraba en sus
manos más de 24 horas, el tiempo de repartirlo. Al día siguiente, otra vez más
pobre que las ratas.
Son
incontables las anécdotas y ocurrencias del Luis Bellido, tantas, que se podría
escribir algún libro con ellas. Brevemente referiremos alguna. Se cuenta que
una vez llegó a Jerez, de donde era natural, el entonces ministro de Educación
Manuel Lora Tamayo. Al llegar a San Dionisio, en la puerta le esperaba la
directiva de la Hermandad del Dolor con el cura Bellido al frente, portando,
como es costumbre en estas ocasiones, sus insignias. Al llegar el ministro, don
Luis le entregó su vara al tiempo que le pedía ayuda para proseguir las obras
del templo, Lora Tamayo le contestó: - tenga Vd. en cuenta que son muchos
los monumentos que hay en España. A lo que el cura le replicó: - los
monumentos serán muchos pero ministro de Educación sólo hay uno. Acto seguido
le quitó la vara. En otra ocasión con motivo de la visita otro ministro, el de
Trabajo Sr. Romeo Gorría, el entonces alcalde Miguel Primo de Rivera, para
evitar le ocurriera lo mismo que con el anterior, le advirtió seriamente que no
debería de sacar el tema de las obras. Cuando el ministro le preguntó
interesado por dicho asunto, él le contestó: - lo siento pero el alcalde me
ha prohibido hablar de ello.
Este fue a muy
grandes rasgos Luis Bellido Salguero, el cura Bellido, el cura de San Dionisio,
al que llamaban cariñosamente el “cura bicicleta”, no sabemos si por su
vehículo o por que decía la misa más rápida del todo el país. Persona
entrañable a la que llegamos a conocer y tratar en multitud de ocasiones y que
nos honró con su amistad. Su imborrable recuerdo permanece y permanecerá
siempre en esa bellísima plaza de la Asunción donde se alza majestuosa su
iglesia. Falleció el 5 de marzo de 2000.
Fuentes y bibl.: Doña, Manuel. En torno a su entorno, programa en
homenaje al R.P. Luis Bellido Salguero emitido por Onda Jerez TV. en 1997.
Otros testimonios de personas que le conocieron y recuerdos del autor.
Foto: Archivo familiar de Joaquín
Pérez-Calvo
No hay comentarios:
Publicar un comentario