El Dr. Ruiz de la Rabia se puede contar como uno de los más prestigiosos médicos no sólo de Jerez, sino posiblemente de toda la España del XIX. Nació en Comillas (Santander) en Julio de 1802. A los 9 años de edad lo enviaron a Jerez con su tío Pedro que era presbítero en esta ciudad, cursando el bachillerato de filosofía en la Universidad de Sevilla, estudios que concluyó en 1818. A continuación cursa los estudios de Medicina en Cádiz donde se graduó en 1824.
Nuestro ilustre médico, al parecer, no quedó del todo satisfecho con las enseñanzas recibidas en Cádiz, y acto seguido se marcha a París, donde se matricula en su Facultad de Medicina, obteniendo en 1828 el título de Doctor por dicha Universidad.
De vuelta a Jerez, ejerció como médico y cirujano, estableciendo su consulta en el nº 42 de la calle Francos, practicando especialmente la rama de tocoginecología. Se dice que asistió al nacimiento del 70% de los jerezanos de su época. Su fama trascendió allende nuestras fronteras, tanto es así, que hasta del extranjero venían enfermos a su consulta. Fue siempre un defensor incansable de la nueva corriente conocida como medicina racionalista, o lo que es lo mismo: la basada en conocimientos reales.
De su prestigio personal y profesional, así como su arraigada inserción en el tejido social de su tiempo, dan idea los numerosos nombramientos que poseía. Así el Dr. Ruiz de la Rabia fue miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País; de la Academia Médica Matritense y correspondiente de la Academia de Ciencias Médicas de Montpellier. Disfrutó de los honores de Médico de la Real Casa y estuvo en posesión de la Gran Cruz de Carlos III y de la Encomienda de Isabel la Católica. Con estos datos creemos que el lector puede hacerse una idea de la alta consideración social y profesional que gozaba este médico en su tiempo.
Pero dejemos que hable el prestigioso Dr. Revueltas y Montel, que se consideraba discípulo suyo, en una necrológica publicada en El Guadalete pocos días después de su muerte, decía entre otras cosas: “El bisturí en sus manos era el lápiz en las de un pintor; no hacía heridas, trazaba líneas, formando con ellas figuras geométricamente exactas que le daban el resultado conveniente. Fue la figura que representó las glorias del ayer, realidades de hoy, esperanzas del mañana. Y por su carácter y amor a la humanidad, modelo de desprendimiento, de largueza y generosidad”.
Al día siguiente de su muerte, ocurrida el 30 de julio de 1878, la Academia Médico Quirúrgica Jerezana celebró sesión extraordinaria en memoria de su fundador. El Ayuntamiento por su parte, en otra sesión celebrada el 7 de agosto de ese mismo año, acordó rotular con su nombre la antigua plaza de las Cadenas, cercana a la casa donde tuvo su domicilio, así como concederle a título póstumo en título de Hijo Adoptivo de Jerez. También y por suscripción popular se construyó un artístico mausoleo en el antiguo cementerio de Santo Domingo, el mismo, del que desde 1958 se desconoce su paradero, fue realizado en Italia por el escultor florentino Augusto Franci. En su ciudad natal, Comillas, hemos podido comprobar cómo una de sus calles principales lleva el nombre de tan distinguido médico.
C.E.H.J
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