Nuestra Señora de Consolación |
Una
bella capilla que se sitúa en la intercesión de las dos naves del Real Templo
de Santo Domingo de Jerez de la Frontera, en la que habitualmente se celebran las misas y demás
ceremonias religiosas, ya que es el único lugar donde existe visibilidad total
desde cualquier ángulo de este templo cuya planta tiene forma de T, es la
Capilla de Consolación.
Su capilla
Dicha
capilla se construyó en 1537 a expensas de un noble jerezano llamado Jácome
Adorno, siendo realizada por Pedro Fernández de la Zarza, alarife que tan
magníficas intervenciones tuvo acerca de la construcción del templo de San
Miguel por esa misma época como es su incomparable Capilla del Socorro. El interior de la Capilla de
Consolación es un espacio barroco que puede contarse entre los más interesantes
de la ciudad. Fue remodelado en los años setenta del siglo XVIII, realizándose
el actual retablo para la imagen de la Virgen de Consolación a cargo del gran
tallista jerezano Andrés Benítez. En cuanto a la imagen de la Virgen, motivo y
eje central de la capilla, es una obra gótica de pequeño tamaño realizada en
alabastro en el siglo XV, la cual se muestra sobre un trono de plata del siglo
XVIII, tirado por dos bueyes. Un escudo de piedra, blasón de los Adorno,
preside la parte superior de fachada de la capilla de Consolación, así como
otros dos en cada enjuta del arco de dicha fachada, ello indica inequívocamente el patronazgo de esta familia sobre la
capilla.
Hasta
aquí una breve descripción del lugar donde se venera esta advocación de la
Virgen María co-patrona de la ciudad de Jerez y patrona de la abogacía jerezana
de encendidas devociones a lo largo de la historia, y que en épocas pretéritas era sacada en
procesión cada 8 de septiembre en su
festividad. En los tiempos modernos
solamente la hemos podido verla salir en procesión el 20 de abril de 2013 con
motivo de aquella magna celebración mariana denominada “Vía Lucis”
La leyenda
Ahora vayamos a la interesante leyenda sobre la que se basa la llegada a
Jerez de dicha imagen. Como en cualquier otra leyenda, en ésta puede haber una
base cierta a la que la fantasía popular a través de los años fue poniendo
aditamentos más o menos fantásticos los cuales, mediante la tradición oral, se
transmitieron de generación en generación hasta convertirse en creencia. Y este
es el caso de la imagen de Nuestra Señora de Consolación.
La leyenda cuenta que, a mediados del siglo XV, por aguas del
Mediterráneo y con rumbo a España navegaba un noble caballero genovés llamado
Doménico Adorno. A caer la noche en el golfo de Rosas frente a la costa
catalana, se levantó un horrible huracán que desarboló la nave dejándola a la
deriva a merced del viento y de enormes olas. Los tripulantes del barco viéndose
perdidos en la tempestad se encomendaron a la Virgen María, rogándole les
salvara de aquel peligro extremo. Momentos después divisaron en la lejanía un
vago resplandor que lentamente se acercaba a ellos. A medida que hacia la
embarcación avanza aquella luz la violencia de las olas fue perdiendo fuerza e intensidad. El
temporal amaina y pronto pueden distinguir dos luces que suavemente se deslizan
por el mar hasta llegar al costado del barco. Entonces echan un bote al agua y,
al entrar en contacto con las luces, vieron asombrados una pequeña imagen de la
Virgen. Doménico Adorno cogió la imagen entre sus brazos, subió a su nave y, entre
aclamaciones de la tripulación, entrega a la Virgen el gobierno del barco y todos
se van a descansar. Extenuado, Adorno queda profundamente dormido oyendo en su
sueño a la Virgen que le dice: “Llévame a
Xerez, al convento de los frailes predicadores que voy para consuelo de los
jerezanos”.
Al clarear el día, los marineros despiertan y observan asombrados que en
tan pocas horas los vientos y las corrientes habían arrastrado la nave
inexplicablemente hasta la desembocadura del Guadalete en Puerto de Menesteo,
hoy Puerto de Santa María. Desembarcan, y desde allí la imagen de la Virgen fue
conducida a Jerez en una humilde carreta tirada por dos bueyes.
Pintura mural en la capilla de Gracias que representa la leyenda de la Virgen de Consolación |
La llegada a Jerez
Al llegar a la Ermita de Guía hizo alto el cortejo y Doménico Adorno procedió a colocar la imagen en el altar de su capilla, comunicando a continuación a la ciudad la nueva de la milagrosa visita. Preguntó quienes eran los frailes predicadores y le dijeron que los franciscanos se dedicaban a la predicación. Poco después llegó a la Ermita parte de la comunidad de franciscanos acompañada del Cabildo y numeroso público con la intención de llevarse la imagen al convento franciscano. Cosa que no fue posible ya que de ninguna manera pudieron mover la imagen del lugar donde estaba colocada.
Al llegar a la Ermita de Guía hizo alto el cortejo y Doménico Adorno procedió a colocar la imagen en el altar de su capilla, comunicando a continuación a la ciudad la nueva de la milagrosa visita. Preguntó quienes eran los frailes predicadores y le dijeron que los franciscanos se dedicaban a la predicación. Poco después llegó a la Ermita parte de la comunidad de franciscanos acompañada del Cabildo y numeroso público con la intención de llevarse la imagen al convento franciscano. Cosa que no fue posible ya que de ninguna manera pudieron mover la imagen del lugar donde estaba colocada.
Los dominicos, a los que más tarde llegó la sorprendente noticia, acudieron también a la ermita. Después
de orar postrados ante la imagen, fácilmente pudieron trasladarla a la carreta
para conducirla a su convento. Pero como los ánimos de la gente no estaban a
favor que la Virgen se fuera a Santo Domingo, lo frailes optaron por una sabia
solución: dejar a los bueyes que libremente caminasen y fueran donde la
voluntad de la Virgen les condujera.
Pasaron por varios templos sin que en ninguno parasen lo bueyes. Pero al
llegar a Santo Domingo los animales se detuvieron instintivamente sin que fuese
posible que dieran un paso más a pesar de los esfuerzos realizados para
conseguirlo. De este modo los padres dominicos recibieron la bendita imagen
entre aclamaciones y júbilo del numeroso público que presenciaba la escena. De
esta manera la venerada imagen fue colocada en una capilla existente en el
mismo lugar en el que se encuentra actualmente.
De encendidas devociones
En el siglo XVI un descendiente de Doménico Adorno, Jácome Adorno, mandó
edificar a sus expensas la capilla en la que actualmente se encuentra. Ya
que la devoción a esta imagen se
difundió rápidamente y gracias a su mediación se conocieron numerosos favores,
en especial la curación de enfermos, sequías, epidemias o liberación de
cautivos, hechos por los que en el año 1.600 fue votada como co-patrona de
Jerez junto a la Virgen de la Merced. Tanto creció la devoción del pueblo jerezano hacia Nuestra
Señora de Consolación que pronto hubo de
ampliarse la nave del Rosario, la que da a la Alameda Cristina, hasta las
dimensiones que actualmente posee, derribándose previamente una qubba almohade allí existente.
Posteriormente, en el siglo XVIII, se labró la hermosa fachada renacentista que
da ingreso a este ala del templo dominicano.
Santo Domingo, portada de Consolación |
Cuentan
las crónicas que en octubre 1823 durante su estancia en
Jerez del Rey Fernando VII y su esposa María Josefa de Sajonia, ambos acudieron al
convento de Santo Domingo para orar y oír misa en la capilla de la Virgen del
Rosario, teniendo ocasión de ver y admirar la imagen de la Ntra. Sra. de Consolación que, por
su pequeño tamaño y belleza, llamó poderosamente la atención de la soberana.
Cuentan que la reina la
miró y admiró cogiendo en sus manos la imagen con su corona de oro y
diamantes, pero que sobre todo le hicieron mucha gracia los bueyes y la carreta de plata sobre
la que se asienta.
Una historia, en parte leyenda y en parte realidad, pero lo cierto es que
coincide en lo sustancial: Doménico Adorno trajo la sagrada imagen a Jerez desde
su Génova natal. Una imagen que llegó a convertirse en un gran foco espiritual
para los jerezanos, motivo incluso de peregrinaciones venidas de lugares
alejados. Como decía en cierta ocasión nuestro buen amigo Eduardo Velo, una
historia que habría que hacer revivir para todos aquellos que buscan consuelo
en sus aflicciones, para que las nuevas generaciones no olviden que en Jerez
existe una Virgen pequeñita pero con una devoción histórica muy grande.
Antonio
Mariscal Trujillo
Antonio me ha encantado la historia de la Virgen de Consolación, en tu Blog. Gracias.-
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegro le haya gustado
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