Una cruz en la Plazuela
La popular y entrañable Capilla de la Yedra, encajada en
la confluencia de dos señeras y evocadoras calles jerezanas como las de Sol y
Empedrada, tiene su origen en un viejo humilladero que desde finales del siglo
XVII existió en el lugar. Allí, sobre una pilastra se veneraba una cruz de
hierro rodeada de una verja por la que trepaba una hiedra que daría nombre al lugar. Dichos humilladeros fueron
numerosos en las afueras de las ciudades al pie de los principales caminos,
tenían como objeto que los caminantes se postraran ante la cruz pidiendo a Dios su protección antes
de emprender el viaje o por haberles permitido llegar sanos y salvos a la
ciudad, en unos tiempos pretéritos en los que cualquier viaje podía estar lleno
de avatares con peligros de todo tipo y no pocas veces por las fechorías de los salteadores de
caminos. Existieron en Jerez varios de estos humilladeros, así por ejemplo, en
la calle Asta esquina a San Francisco Javier, poseemos noticias de un sencillo
y a la vez bello monumento constituido por un pabellón de cuatro columnas y dos
fustes que sostenían una bóveda de piedra de sillería donde se veneraba una
cruz llamada Cruz de los Carreteros. Muy deteriorado por el paso de los años
fue derribado en 1894. También, la capilla de las Angustias o la de Nuestra
Señora de la Antigua junto al Arco del Arroyo y otras más tuvieron en tiempos
pasados la misma función.
La cruz y la
hiedra
El historiador Bartolomé Gutiérrez nos dice: “En la Plazuela Orellana o Puertas del Sol,
que es un ejido o terreno baldío, recibe culto la denominada Santa Cruz de la
Yedra que desde finales del siglo XVII tiene su sencillo y decente templete
enmarcado sobre rejas sobre el que trepan enredaderas de hiedra”. En este
preciso lugar se colocó posteriormente la imagen de un crucificado que, según
se contaba, unos labradores habían encontrado entre unos matorrales en el pago
de Montealegre, imagen que, parece ser, es un crucificado pequeñito que siempre
estuvo en la parte superior del antiguo retablo de la capilla y ahora se
encuentra en el lateral izquierdo del presbiterio, aunque siempre me surgió la
duda si el mismo fue otro de la misma época que vemos en una de las fotos que ilustran
este artículo y que actualmente se encuentra en las dependencias de la Casa de
Hermandad.
Edificación
de la capilla
En el año 1715 un grupo de devotos pide autorización para
iniciar las obras de una modesta capilla donde poner la imagen del crucificado
al amparo de las inclemencias del tiempo. Pero no sería hasta 1724 cuando se
termine de construir una minúscula capilla la cual sería denominada como de la
Yedra, trasladándose la imagen del mencionado Cristo a su interior. Desde ese
momento queda en medio de la plaza y en total abandono durante más de un siglo
la pilastra y la cruz de hierro aludida anteriormente.
Capilla de la Yedra, óleo del pintor Juan Lara
La primitiva capilla de la Yedra ocupaba una superficie
más reducida aún que la actual, añadiéndosele el actual presbiterio y su cúpula
tras una remodelación posterior. Con
ello queda la capilla tal y como la conocemos actualmente. Y es que en 1754 los
Hermanos Mayores y el Mayordomo de una Hermandad titulada como del “Santísimo
Cristo la Yedra” dirigen al Arzobispo de Sevilla un escrito pidiendo ampliar lo
que ya denominan “Capilla” y solicitando autorización para celebrar allí la
Santa Misa. Así rezaba dicho escrito:
“Que aviéndose (sic) labrado esta capilla hace 30 años por los devotos
de dicha imagen, sin ánimo por entonces de que se celebrara allí Santa Misa,
después de acabada y debido a la devoción se solicita al Sr. Arzobispo y al
Santo Padre licencia para este uso y habiendo varios años que en ella se
celebra, experimentando mucho consuelo espiritual en aquel pobre vecindario del
que mucha gente se privara de asistir a los divinos misterios aun en los días
de precepto si no tuvieran tan cerca dicha capilla por no haberse fabricado
para dicho fin, desean ampliarla a costa de su devoción.
“Suplica a V.S. se sirva conceder su licencia
a dichos hermanos para que puedan agrandar dicha capilla con seis varas de
longitud y la latitud correspondiente a la que hoy tiene”.
Cuatro años más tarde, una vez concluida la obra de
ampliación, obtuvo dicha capilla la distinción de auxiliar de la parroquia de
San Miguel, celebrándose desde entonces en dicha capilla la misa dominical.
Veinte años después, en 1774, se procede por parte del Ayuntamiento a autorizar
las obras de construcción de la sacristía y casa de la santera. El acuerdo
municipal decía así:
Cabildo de 8 de agosto de 1774
“La ciudad en vista del reconocimiento del maestro Pedro de Cos que ha
hecho con la asistencia de los Caballeros Diputados del Sello y Policía del
Común, Procurador Mayor y Personero de no encontrar reparos para la concesión a la solicitud de la Hermandad del Santo
Cristo de la Yedra
en la plazuela de Orellana; antes si mucho obsequio al Santísimo Cristo de la Yedra y sus devotos por cuyo
medio serán infinitos los que ocurran al Santo Sacrificio de la Misa y de lo contrario
quedarían sin este sufragio. Acuerdan su concesión del sitio competente para la
fábrica de la sacristía y reducto en la conformidad de que lo ha certificado el
mismo maestro, lo que se acordó de conformidad”.
Con esta última construcción quedó tal y como ha llegado
hasta nuestros días esta entrañable Capilla de la Yedra, nombrada como ermita o
capillita por algunos, de pequeñas proporciones, planta rectangular, cubierta
por bóveda de cañón y fachada en la línea del tradicional barroco dieciochesco
jerezano.
¿Qué fue del viejo humilladero?
Para concluir veamos lo que nos dice el
historiador Agustín Muñoz Gómez sobre la vieja Cruz de la Yedra en su libro Noticia histórica de las calles y plazas de Jerez al referirse a la Plazuela de Orellana. Nos
cuenta que desde tiempo inmemorial y hasta 1843, fecha en la que fue derribada,
permaneció en la Plazuela
dicha pilastra con una cruz de hierro, la cual parece ser que por los motivos
aducidos por varias personas en escrito dirigido al cabildo de fecha 11 de
junio del citado año se exponía, entre otras cosas, que aquella cruz colocada
sobre una pilastra de material, no solamente embaraza el paso del público y
carruajes, sino que sirve de cubierta a los individuos de la hez del pueblo que
alrededor de ella cometen actos deshonestos y los mayores desacatos, ultrajando
la moral pública con sus palabras obscenas e irreverentes. Por tanto se pide sea
quitada la cruz del indicado sitio, derribada la pilastra y que la cruz se
traslade a la puerta de la Capilla de la Yedra. Ese mismo día el Ayuntamiento
emite un dictamen ordenado se quite y se recojan en el Consistorio la cruz de
hierro y la pilastra de material.
Curiosa la coincidencia de este escrito en el que dice que
la vieja Cruz de la Yedra “embaraza el
paso del público y carruajes”, ya que desde hace unos años el lugar ha
vuelto a quedar “embarazado” por la
estatua de la genial e inolvidable cantante jerezana La Paquera. Monumento a mi
entender de tamaño desmedido y ubicado inapropiadamente.
Fuentes: MUÑOZ GÓMEZ, A. Noticia Histórica
de las calles y Plazas de Jerez. IMP. El Guadalete. Jerez de la Frontera,
1903. El Santísimo Cristo de la Yedra. Archivo Histórico Municipal de
Jerez. Legajo 15 E. 242, Archivo de Soto Molina. Capilla
de la Yedra en Diario El Guadalete,
6 y 19 de octubre de 1895. MORENO ALONSO, J. Esperanza
de la Yedra. Publicaciones de la Caja de Ahorros de Jerez, Jerez de la
Frontera, 1988. MARISCAL
TRUJILLO, A. Por las calles del viejo Jerez. Eje Editorial. Jerez de la Frontera 2003. REPETTO BETES, J.L. y Cols La Semana Santa de Jerez y su Cofradías.
Tomo 2. Biblioteca de Urbanismo y Cultura. Jerez de la Frontera, 1996. MARISCAL, M. y POMAR, P. Jerez, artística y monumental. Editorial Silex, Madrid 2004.
Publicado en Diario de Jerez el día 23 de abril de 2015 en mi sección "Jerez en el recuerdo"
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