BENGOA LARRINAGA, Ezequiel. Hermano Tomás. Dima, (Vizcaya) 1886 – Griñón,
(Madrid) 1984. Religioso lasaliano.
Todavía hoy perdura el recuerdo en
Jerez de aquel venerable Hermano de la
Salle de pelo blanco y rostro bondadoso, a través del que se
traslucía un alma llena de santidad. Su inconfundible figura, siempre vestida
con el traje talar propio de su congregación, fue algo familiar por las calles
de nuestra ciudad. Niños y mayores se acercaban a él para besarle la mano allá
por donde se lo cruzaran. Veintisiete años permaneció en nuestra ciudad,
primero en la Escuela
de San José de la calle Porvera, y luego en la del Sagrado Corazón en el Mundo
Nuevo. En dicho período educó y formó para la vida a miles de jerezanos que
jamás pudieron olvidar sus enseñanzas. Su carácter afable y cariñoso, serio,
sencillo y siempre abierto a oír y ayudar a todo el mundo.
Nació el Hermano Tomás el día 10 de abril
de 1886 en un pequeño pueblo vasco llamado Dima en la provincia de Vizcaya. Su
padre, Vicente Bengoa, un humilde labrador que enviudó al nacer el quinto de
sus hijos, luchó con denuedo para poder sacarlos a todos adelante. Con pocos
años Ezequiel comenzó a ir al colegio, un colegio que como en todos los de
España se impartían las clases en castellano, idioma que él no comprendía, pues
nunca oyó otra lengua que el vascuence, por lo que en el colegio, como él
decía, tenían que valerse de un traductor durante los primeros meses de
enseñanza.
Cuando contaba 14 años de edad, la
llamada de la vocación le sonó muy fuerte, tras una visita que hizo con su
padre a Bilbao para ver a su hermano mayor, que era ya religioso de las
Escuelas Cristianas. Poco después haría su ingreso en el seminario de Bujedo
donde permanecería hasta 1904, fecha en la que concluido su período de
formación, es trasladado la
Escuela de San José en Cádiz. Al año siguiente fue destinado
a Madrid, de allí a La
Felguera y nuevamente a Madrid, pero ya como director. Vuelve
a Bujedo en Burgos, de donde marcha a Griñón. En este último destino le
coge el estallido de la
Guerra Civil , la cual pasará de cárcel en cárcel y de checa
en checa, sufriendo vejaciones, calamidades y siempre amenazado con el paredón.
Vivió aterrado el asesinato muchísimos religiosos, entre ellos su hermano Juan
Antonio, el cual sería fusilado en Paracuellos del Jarama junto a otros
centenares de personas sólo por su condición religiosa.
En 1948 el Hermano Tomás llega Jerez,
ciudad en la que habría de permanecer durante casi tres décadas. Aquí, como en
otros lugares por donde pasó, dejaría huella profunda entre los jóvenes que
tuvieron la fortuna de formarse con tan ejemplar maestro. Primero como director
de la Escuela
de San José y posteriormente en la del Sagrado Corazón. A esta última llegó en
1954 con la ilusión de ampliar las posibilidades educativas de aquel, entonces
apartado barrio conocido como Mundo Nuevo, con una escuela de formación
profesional, dado que la única existente en Jerez era la de los Salesianos,
situada ésta en el otro extremo de la ciudad.
El primer obstáculo que debería superar
era el de la compra de un campo anexo al colegio. Pero de momento no podía
contar con ello, ya que sus propietarios se negaban a venderlo. Un día surgió
el milagro: los dueños de la finca le ofrecieron todo el terreno que necesitara
a un precio de favor, a 75 pesetas el metro cuadrado. Habían comprendido que se
trataba de una obra tan laudable como la de educar a la juventud de aquel
barrio. Pero se hacía necesario otro milagro, el dinero para construir. De modo
que el Hermano Tomás se fue a ver al marqués de Domecq siempre favorecedor de
la obra lasaliana en Jerez. Y el marqués le prestó un millón de pesetas que, al
acabarse y estando lejos de verse terminada la obra, obligó al Hermano Tomás a
volver a requerir su ayuda. En esta nueva ocasión le prestó otro millón y le
condonó la deuda anterior. Ello unido a varias donaciones anónimas, entre ellas
una de doscientas mil pesetas y una ayuda de quinientas mil enviada por el
ministro de Educación, el jerezano Lora Tamayo, hicieron posible la total
realización de tan anhelado proyecto. Las obras finalizaron el 21 de octubre de
1964.
En julio de 1965 llegó la noticia de que
el Ministerio de Educación había concedido al Hermano Tomás la Encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio,
como recompensa a toda una vida ejemplar dedicada a la enseñanza. Al mes
siguiente todo Jerez le tributó un gran homenaje al que asistieron autoridades,
compañeros, claustro de profesores del Instituto P. Luis Coloma y académicos de
la de San Dionisio. Por su parte, el secretario de Ayuntamiento dio lectura al
acta por la que se le nombraba Hijo Adoptivo de la ciudad, así como la
rotulación con el nombre de Hermano Tomás Bengoa a una calle del barrio de
Vallesequillo, cercana al colegio del Sagrado Corazón.
El 13 de enero de 1975 cuando ya contaba
con 89 años de edad, el Hermano Tomás abandonaría para siempre nuestra ciudad.
Le había llegado la hora del retiro. Acompañado de otro hermano marchó a
Griñón, aquella residencia lasaliana que en ocasiones había calificado como
“antesala del cielo”. Allí permanecería nueve años más colaborando en forma
activa hasta pocos días antes de su muerte ocurrida el 9 de diciembre de 1984.
Fuentes y bibl.: Hermano Ezequiel Bengoa
Larrinaga, autobiografía,
archivo Colegio La
Salle-Buen Pastor , Jerez; AMJF,
Archivo histórico reservado 19, 7. Otros testimonios de personas que le conocieron y
recuerdos personales del autor.
Foto: Archivo Colegio La Salle-Buen Pastor.
De mi libro "Jerezanos para la Historia"
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