Blog de ANTONIO MARISCAL TRUJILLO
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In this page you will find evocative ancient photographies proceeding, as well as different current of my file particular of that I am an author. Also videoes and articles related to the history of Jerez (Spain) and information about the books that till now I have published
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LA MARQUESITA
Zarzuela en dos actos cuya trama discurre íntegramente en Jerez tras la marcha de los franceses en la Guerra de la Independencia. Fue estrenada el 23 de enero de 1953 en el Teatro Villamarta por la renombrada compañía "Los Ases Líricos" e interpretada en sus principales papeles por el famoso tenor Esteban Astarloa y la no menos famosa soprano Purita Jiménez.
Una magnífica obra lírica, tanto por su partitura musical como por su libreto, que ha estado perdida durante 70 años y que ahora gracias al denodado interés de un jerezano, catedrático en el Conservatorio Superior de Música de Málaga, David Guillén, ha sido rescatada y puesta en escena con clamoroso éxito por la compañía lírica La Bohemia el 27 de abril de 2024 en el Teatro Villamarta.
BAJO EL PUENTE DEL ARROYO
A lo largo de los
capítulos que componen esta obra su autor nos transmite hechos y recuerdos de
un lugar, de unas gentes, de unas costumbres, de unos juegos callejeros, de
unas formas de ser y de vivir, de unas escenas y situaciones, de unos tiempos
pretéritos, plasmados de forma sencilla y amena a modo de viejas fotos
amarilleadas por la patina del tiempo. Y ello bajo la sombra del Arco del
Arroyo como proscenio único y centenario, en una época: la década de los
cincuenta del pasado siglo XX.
Ya a la venta en librerías
El vino de Jerez en la antigüedad
Las distintas variedades de cepas silvestres distribuidas a lo largo del Mediterráneo y en otros lugares de clima templado son las que dieron lugar a numerosas plantaciones de viñedos en estas mismas regiones. No se puede decir que la vid sea originaria de España ni tampoco sabemos a ciencia cierta quienes la introdujeron. El escritor romano Rufo Avieno escribió un libro de viajes titulado: Ora Marítima en el que da cuenta de las peculiaridades de las tierras que rodean al Mediterráneo y el litoral Atlántico entonces conocido. Dice que fueron los fenicios quienes fundaron Cádiz (Gades) y Jerez (Xera) hacia el año 1.100 a.C. y que trajeron vides procedentes de la tierra de Canaam. Otros autores afirman que cuando los fenicios llegaron a nuestra zona ya encontraron un vino mejor que el que ellos consumían. Lo cierto es que, como queda patente en diversas excavaciones arqueológicas tales como las del poblado fenicio de Doña Blanca entre Jerez y El Puerto de Santa María, desde la época fenicia se pueden observar depósitos domésticos en el subsuelo de algunas de las viviendas que utilizaban para almacenar aceite y vino.
Cuando los romanos llegaron a nuestra tierra encontraron numerosas plantaciones de viñedos. En la tríada mediterránea, el trigo, el aceite y el vino fueron los productos básicos de la explotación agrícola, aunque varios edictos imperiales restringieron el cultivo de la vid a fin de favorecer la exportación los vinos producidos en la península itálica en detrimento de los de Hispania. Tan sólo se libraron de su destrucción las viñas béticas, así el vino producido en Ceret llegó a ser muy apreciado en la capital del imperio, por lo que era exportado por vía marítima en enormes ánforas de barro cocido. Vinum Ceretanum, Vinum Gaditanum y Vinum Hastense se documentan en diversas inscripciones. Por ello no es de extrañar que en los distintos yacimientos correspondientes a villas o cortijos de ese tiempo también se hayan encontrado depósitos subterráneos y restos de ánforas para el almacenamiento de vino.
La obra escrita más antigua que sobre el cultivo de la vid y la crianza del vino en nuestra tierra data precisamente de la época romana. El tribuno y agrónomo Lucio Junio Moderato Columela se ocupa de ello en su tratado Sobre la agricultura. Desde entonces han sido muchas las obras y referencias históricas que sobre este tema se han ido conociendo hasta llegar a nuestros días. En la España visigótica, San Isidoro de Sevilla cita en el año 634 de nuestra era en su obra De Laude Hispania doce clases de uvas destinadas a la mesa del rey. La actividad vitivinícola en la actual zona del “jerez” no cesó ni tan siquiera durante los casi seis siglos de dominación musulmana. Se sabe que durante todo ese tiempo se siguió cultivando la vid, oficialmente para comer su fruto o para la elaboración de pasas, dado la prohibición coránica a los creyentes del consumo de alcohol, aunque se tiene la certeza de que también en dicha época se elaboraba vino; es más la palabra “al-ambiq” proviene de la lengua árabe, y claro está que un alhambique sólo sirve para destilar alcohol (“al-kohl”). En el siglo XII existen ya pruebas documentales de embarques de vinos desde Jerez a la Britania del rey normando Enrique I siendo ellos los que venían a buscarlos a nuestras costas.
Antonio Mariscal Trujillo
DOCTOR HUÉ
A lo largo de los capítulos que componen esta obra el lector podrá conocer cómo era el ejercicio de la medicina en aquellos remotos años a través de situaciones, algunas dramáticas, otras insólitas y en ocasiones hasta jocosas. Y todo ello inmerso en el agitado contexto histórico de la época, como la muerte de Fernando VII, la regencia de María Cristina o la Primera Guerra Carlista, así como las interesantes historias de varios bandoleros de los que tanto proliferaron por la serranía rondeña y que llegaron a ser atendidos de sus males y heridas por el propio doctor Hué.
En un insólito paseo que respira por los pulmones de plazas, plazuelas y las tierras y lugares que rodean a la ciudad, el autor nos descubre la historia que se esconde detrás de palacios, iglesias, monasterios y atalayas. Describe los entresijos más insólitos de barrios, lugares y personajes que en ellos habitaron, así como innumerables acontecimientos que marcaron su historia. Un libro en el que fácilmente sus lectores se encontrarán presentes, reconociéndose en rincones y esquinas, y tendrán la oportunidad de recuperar la memoria de sus propias raíces. Una obra que ayudará a conocer el pasado para así comprender el presente y recuperar la memoria de las propias raíces.
Trescientas páginas, ciento veinte fotografías, encuadernación con pastas duras y sobrecubierta. Desde hoy ya disponible en librerías.
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La campana cascada de San Dionisio
Adosada a la iglesia de San Dionisio se encuentra la conocida como Torre de la Atalaya, en otros tiempos denominada del Reloj, de la Vela o del Concejo. Cuenta la historia que fue el moro Geber Güeber quien mandó a edificarla en el año 1012, siendo reedificada a mediados del siglo XV. Para ello, cuentan las crónicas, la ciudad vendió las dos puertas de la salida de Santiago para con su importe sufragar parte de los gastos de la reedificación esta torre. También se la dotó de un reloj mecánico que daba las fases de la luna. Fue este el primer reloj mecánico de pesas que poseyó la ciudad.
En la torre, se conservaba una famosa campana, conocida desde muy antiguo como “campana cascada”, la misma que hasta hace varias décadas rasgaba el aire con su sonido roto en la festividad de San Dionisio, día en el que se conmemora la reconquista de la ciudad por las tropas de Alfonso X el Sabio. La misión de esta campana no era, como se podría pensar, la de llamar a los fieles a misa, sino la de tocar a rebato ante la presencia de tropas enemigas o cualquier otro peligro que amenazara a la población, y a su tañido hacer tocar al resto de las campanas existentes en la ciudad para alertarla.
Pero aquí viene la leyenda que tradicionalmente fue transmitida en Jerez a lo largo de generaciones. Dicha leyenda cuenta que la campana tañó y tañó por sí sola al rendirse la ciudad al rey Alfonso X El Sabio, y lo hizo sin parar durante mucho tiempo hasta quedar cascada. Ciertamente no cabe pensar que los musulmanes tuviesen campanas en la ciudad, y menos que hubiese una en la torre cuando el Rey Sabio entró victorioso con sus tropas en la ciudad. Y es que esta torre, además de atalaya, también serviría como minarete desde la que un clérigo musulmán llamaría a los fieles a la oración, dado que adosada a ella se alzaba una de las mezquitas de la ciudad. Lo cierto y documentado y así lo menciona la historia en diversas ocasiones es que tras la reconquista, cuando Jerez quedó en frontera con el reino nazarí de Granada, con la campana allí emplazada se llamaba a rebato a la población a fin alertarla ante cualquier amenaza o bien reunir a la gente en caso de emergencia como incendios o catástrofes. Con el implacable paso de los siglos la campana de la torre de la Atalaya fue deteriorándose por el uso y los elementos hasta quedar cascada, siendo un sonido familiar cada 9 de octubre coincidiendo con la tradicional ceremonia del traslado del Pendón en procesión cívico-religiosa desde la iglesia Colegial hasta San Dionisio.
Hace ya muchos años no se oye este histórico bronce en tan señalado día, el motivo es que fue quitada de su sitio en el transcurso de una de las restauraciones del templo. En tiempos recientes otra campana ha sido colocada en el lugar, desconocemos si es la vieja restaurada o bien otra nueva la que ha venido a ocupar la espadaña de la Torre de la Atalaya.
DEL PASEO DE CAPUCHINOS A LA AVENIDA ÁLVARO DOMECQ
Del paseo de Capuchinos a la avenida álvaro domecq
Veamos la historia del más hermoso de los paseos de la ciudad, Capuchinos, nombre que toma del convento de los frailes capuchinos establecidos allí desde el siglo XVII. Según nos refiere el historiador y archivero municipal, Adolfo Rodríguez del Rivero, en 1784 se construyó un trozo de carretera con unas barandas de madera a ambos lados de ella, en lo que hasta entonces había sido el camino que conducía a Sevilla. Es ésta la primera noticia que tenemos del denominado Paseo de Capuchinos. Las aludidas barandas, que separaban la zona destinada a la circulación de carruajes del paseo propiamente dicho, subsistieron hasta 1810, fecha en la que una división del ejército español al mando del duque de Alburquerque en retirada hacia Cádiz pernoctó aquí y las quemaron para calentarse.
En 1817 se invierten 1.779 reales en la plantación diversas especies arbóreas a lo largo de todo el paseo. En 1824 el ayuntamiento recibe la orden de adecentar las entradas y salidas de la ciudad con motivo de la visita de las infantas de Portugal. Por esta causa se efectúan importantes reparaciones, para lo cual, se hizo necesario arrancar los árboles que se sembraron siete años antes. La última y definitiva plantación que se lleva a cabo en el paseo que nos ocupa se efectúa 1852, siendo alcalde de la ciudad don José Barba y Mateo. Esta arboleda, de la que aún quedan algunos centenarios ejemplares, subsistió hasta la construcción en 1957 de la avenida Álvaro Domecq. El historiador Joaquín Portillo, en su obra Noches Jerezanas, publicada en 1839, nos describe este paseo de la siguiente manera:
"La entrada a la ciudad por esta parte es el ameno paseo llamado de Capuchinos, porque termina con el ex convento de esta orden. Le adornan y embellecen una porción de huertas regadas con sus respectivas norias, que, con su arbolado despiden un gas tan benigno como saludable. Tiene 800 pasos de largo y se eleva no poco sobre el resto de la campiña. Principia el paseo por una glorieta o plaza circular compuesta de dieciséis ochavas, y continúa en línea recta por unos muros que forman medias lunas con sus adornos en la cúspide, casi hasta entrada de la espaciosa calle de Sevilla."
Ya hora veamos como era este paseo durante la primera mitad del siglo XX, antes de la construcción de la actual Avenida Álvaro Domecq. Lo conformaba la carretera a Sevilla en el centro, con dos paseos laterales, delimitados por hileras de árboles que le daban un sello muy característico Nada más comenzar, a la derecha, donde está el Consejo Regulador, se ubicaba una fábrica de harinas.Donde hoy se ubica el Instituto P. Luis Coloma se encontraban lo viveros municipales. Frente, en la acera izquierda teníamos la Yegüada Militar, y a su derecha la denominada Huerta de la Verbena.
Encontramos una curiosa anécdota finales del siglo XIX y principios del XX cuando hubo en España una gran escasez de tabaco, lo que propició grandemente un contrabando masivo desde Gibraltar. Ello condujo a montar una extraordinaria vigilancia en los accesos a la ciudad por parte del cuerpo de Carabineros y por las casetas de arbitrios establecidas en todas las entradas a la ciudad. Para evadir estos controles, un grupo de contrabandistas establecieron su base en la mencionada Huerta de la Verbena. ¿Y saben como metían el tabaco en Jerez? con perros adiestrados….
En la parte izquierda estaba la Huerta de Garvey con su hipódromo, el primer campo de fútbol que hubo en Jerez: el Stadium González Byass. En la parte derecha, y ya llegando a la plaza del Caballo, la huerta conocida popularmente como “de las lechugas” frente al cementerio. Había también una fábrica de ladrillos, la Cerámica de San Rafael, y un magnífico olivar donde hoy se alza Jerez-74.
Contaban nuestros mayores que tenía un encanto especial este paseo, sobre todo por su magnífica arboleda. En las tardes primaverales, un constante el ir y venir de parejas de novios y matrimonios, el barquillero con su bombo cargado de barquillos de canela, o los vendedores del antaño popular “pirulí de la Habana” envuelto en papeles de colores. En la carretera, el silencio de un tráfico casi inexistente solamente roto por el paso de algún viejo Austin o el alegre trote de un coche de caballos.
En fin, una estampa bucólica para el recuerdo de aquellos años 20
BANDO PARA LA SEMANA SANTA DE 1818(*)
(*)De mi libro: "Historias de la historia de Jerez"
La epidemia de Fiebre Amarilla de 1800 en Jerez
Padre Corona
CORONA HUMANES, Francisco. Pedreras, Sevilla, 1882 – Jerez, 1959. Arcipreste.
Asomado a mi balcón en Semana Santa
Ya se acerca desde el Carmen el cortejo de la silenciosa Lanzada, detrás el Ecce Homo y su Mayor Dolor de san Dionisio, con el omnipresente recuerdo de aquel inolvidable cura Bellido que supo imprimirle la misma fuerza que él puso durante los años sesenta para la restauración de su templo. Ya de retorno a San Juan, el de los Caballeros, la Veracruz, seguida de aquella Santa María de las Lágrimas, otrora objeto de devociones multitudinarias como copatrona de Jerez y que en la calle Medina tuvo capilla hace casi dos siglos.
Sucesos del antiguo Carnaval de Jerez
Del Guadalete al Llobregat. Cartas a una jerezana
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http://www.librerialunanueva.com/libro/del-guadalete-al-llobregat-carta-a-una-jerezana-35-anos-despues_511892
El portero de la Cartuja
Pedidos on line a: http://www.librerialunanueva.com/libro/el-portero-de-la-cartuja_508893
Aquellas Ferias de Mayo
Fandangos a la Feria del Caballo
Por Rafael Lorente Herrera
A la Feria del caballo,
con mi jaca torda fui,
a la Feria del Caballo,
recuerdo cuando te vi,
era por el mes de mayo,
que me enamore de ti.
Caireles,
caballos tordos "rodaos"
mosquiteros y caireles,
cinchas de cuero engrasa
borlajes y cascabeles
y tú en mi grupa "monta",
que la quiero enamorar,
caballo mio ve al paso, que ella vaya confía,
como si fuera en mis brazos,
por en medio del Real.
te llevo en la memoria,
esté donde esté,
de la Feria del Caballo
nunca me olvidare.
Jerez en la historia y el recuerdo
Entre octubre de 2014 y julio de 2016 el autor, Antonio Mariscal Trujillo, publicó cada lunes en las páginas de DIARIO DE JEREZ una serie de artículos a doble plana bajo el título genérico de: “Jerez en el recuerdo”. Dichos artículos gozaron del favor y el seguimiento de los lectores, hasta el punto que han sido muchos aquellos que los vinieron guardando y coleccionando. Ello ha dado motivo a la publicación de esta obra.
La misma está compuesta por una selección de dichos artículos que su autor ha estimado como de mayor interés, y que han sido clasificados por temas para así componer sus diecisiete capítulos, cuyas fuentes emanan tanto de viejos documentos escritos como primarias o de la memoria.
A través de sus páginas el lector podrá conocer, de una forma amena y concisa, variados e inéditos aspectos históricos de marcado interés. Desde curiosas leyes y bandos de antaño, hasta la historia de viejas capillas y ermitas desaparecidas en siglos pasados, pasando por la importante transformación urbana de la ciudad en el siglo XIX, sus personajes singulares, las artes, las ciencias, la economía y la sociedad de antaño. También el lector se podrá recrear con decenas deliciosas y evocadoras fotografías que ilustran este trabajo. Retratos de un tiempo pretérito que conforman esta nueva apuesta del autor a la contribución del conocimiento de una ciudad como es Jerez de la Frontera.
Edición agotadaUn recorrido por la historia de la tonelería en Jerez
Monasterio La Cartuja de Jerez
https://www.youtube.com/watch?v=C68JWrPJmHg&feature=youtu.be&fbclid=IwAR3Q3byCWlR-lT4zyOzX29tk9b9jwCy_hgSBXeEIy1ugOJzIaw96GeyLcrY